Equinoccio de Aries (21 de marzo) y Ritual de los ritmos...
La palabra Equinoccio viene del latin equinoctium: igual noche. Es decir, que el día tendrá igual duración que la noche. Es un equilibrio que dura hasta que en la danza del Universo se marque el ritmo del Solsticio... donde el masculino el Sol prevalecerá en un polo y en otro la noche femenina Lunar.
Me extasío al observar la melodía perfecta que los astros representan y bailan… el clímax de la Precesión de los Equinoccios cambia la orientación del eje de rotación de la Tierra concibiendo un fractal del tiempo de las Eras.
Aries (Yo soy) inicia la rueda zodiacal y con su inocente fuego infantil… abre un portal de energías en busca del equilibrio que su opuesto Libra (Yo comparto). Así el Equinocción de marzo marca el paso para integrar nuestra dualidad (masculino-femenino) y cualquier dialéctica o conflicto interno que “creamos” tener al cual no le hayamos dado Orden y Propósito.
En estos días se intensifica el poder de los rituales, agradecimientos, celebraciones, ofrendas comunión y reciprocidad con la Tierra. Empleando 4 los elementos y nosotros como el 5to elemento… con nuestra máxima atención en el presente, deshaciendo la ilusión de los tiempos, entrando deliberadamente al tiempo lineal y circular, volvemos a sentir lo que Somos, Dioses jugando a ser humanos, plasmando realidades sublimes.
Así que divertidamente, alegremente, creativamente, agradecidamente… tracemos un circulo y una cruz que lo divida y entremos en su centro… nos sentamos de modo que alrededor queden 4 posiciones para los 4 elementos que representan: lo material que hemos disfrutado (Tierra), la inspiración y motivación con la que hemos actuado (Fuego), los sentimientos y emociones que nos conmovieron (Agua) y las ideas, proyectos, estrategias que obtuvimos (Aire).
Respiramos…sintiendo con ambas palmas de las manos los latidos de nuestro corazón, del corazón de la Tierra (palmas hacia abajo) y del gran Espíritu (Palmas hacia arriba). Sintonizamos los 3 corazones. Otorguemos a la madre Tierra una ofrenda amorosa por habernos permitido jugar la vida con este cuerpo, esta mente y estas emociones que dan una forma al Espíritu.
Nos levantamos y con los ojos cerrado, aun en el centro del círculo, expandiéndonos, llevando las puntas de los dedos a percibir nuestro campo áurico…Sintamos la sincronicidad con la que danzamos con el ritmo cósmico, dejándonos llevar por el corazón, por lo que deseamos hacer, observando por dentro nuestros colores y sonidos. Cada vez más nítido, cada vez más fuerte.
Con las manos adelante, palmas hacia afuera, abramos el portal del Equinoccio a una nueva aventura, le ponemos el color encontrado y vibramos la nota deseada, que salga del alma… y con la plena consciencia de haber avanzado juntos en la espiral ascendente evolutiva, abrimos los ojos con una gran sonrisa de satisfacción.
Feliz Equinoccio!!!
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